Cuando este álbum llegó a mis oídos, yo me encontraba en una etapa en la que, sin dejar de lado la estridencia y mi constante búsqueda de sonidos cada vez mas extremos, abría paso al mismo tiempo a música nueva que despertara emociones, alterara sentidos y enriqueciera mi abanico de opciones.
Ya había tenido la oportunidad de disfrutar Orchid (1995), producción que me dejó boquiabierto y plenamente satisfecho con ese metal que buscaba otras cosas, que dejaba ver un apetito por mutar hacia estilos y rumbos que hoy en día, los tienen como un ícono sobresaliente. Fue con la aparición de Blackwater Park que mi afición por el grupo aumentó de sobremanera, teniéndome en constante aprecio de una evolución musical que los encabezdos por Mikael Åkerfeldt ponián en la cara y oídos de todos, sin importar la opinión de detractores casados con su temprana etapa death y haciéndose al mismo tiempo, de seguidores nuevos que no podían evitar el encanto que este álbum en particular generó.
Son pocas las producciones que me han atrapado de lleno, de principio a fin, que no incurren en temas de "relleno" ni virtuosismos sobrados que haga a los integrantes del grupo percibirse como presumidos y arrogantes. Cada instrumento se aprecia y disfruta, y el trabajo de Åkerfeldt con las voces es algo que dificilmente se repetirá.
Material discográfico sobresaliente, elemental e incluso, obligatorio.
Necrolaico MMXXIII
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