Los 90's, una década de auge para el black metal noruego y el trono era ocupado por agrupaciones como Emperor, Darkthone, Satyricon o Mayhem. Por ahí, con un perfil bajo, figuraba entre las sombras una agrupación relativamente novata con apenas una producción de larga duración a cuestas: Dimmu Borgir.
Previamente, su primer álbum llamado For All Tid, les había abierto puertas con un sonido de gran apego a la "vieja escuela" del género, encabezada por proyectos como Burzum o Bathory; pero la grata sorpresa que Dimmu Borgir daría con la exhibición de Stormblast les quitaría esa etiqueta de "novatos" para ascender a primeros planos en base a enorme calidad y oscura propuesta que les hizo de considerable número de seguidores.
La inclusión de teclados en este álbum fue por demás atinada, puntual y adecuada; generando esa emotividad durante varios lapsos de Stormblast, así como un interesante contraste entre la agresividad de las cuerdas y la batería, dando como resultado, una ambientación oscura que les daba individualidad y un estilo propio que sería "pulido" más adelante.
Y así fue, con Stormblast, que la banda encabezada por "Shagrath" comenzaría un sendero que agregaría discípulos de forma exponencial en el camino a lo largo de varios años, gracias a ese sabor sinfónico y orquestral que harían de "ingrediente esencial" de sus creaciones posteriores.
Necrolaico MMXX
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